miércoles, 25 de febrero de 2015

la serpiente inovidable

la serpiente


comenté que a los pocos días de llegar a la comunidad ya tenía ganas de irme. levantarme antes de las 5 para ir al baño y limpiarlo antes de salir. ordenar mi habitación y prepararme a las 5 a meditar.
no era lo que había imaginado. quería dormir. no hacer nada y quedarme encerrada en mi tristeza. pero en la comunidad había una disciplina que había que cumplir, para poder integrarse, para cambiar conductas, para aprender cosas nuevas.

me ponía de especial malhumor que todo el mundo sonriera y se los viera felices. hablando muy poco. comunicándose con los ojos. el clima era muy amoroso pero yo no lo creía, me parecía que todos eran falsos.

ese día, después del almuerzo, no me tocó lavar los platos y salimos con mi amiga a pasear por el jardín selvático. ella se sentía tan feliz que me preguntó: ¿no nos habremos muerto y estamos en el paraíso? ella estaba en un proceso diferente al mío. seguimos caminando... ella en el paraíso y yo pensando en mi fuga.

en un momento sentí a la altura de los tobillos que algo muy duro se me enroscaba como anudandome los tobillos. mi amiga gritaba y decía es una serpiente, ¡socorro!, se juntó una cantidad alrededor mío y yo gritaba de terror y saltaba, saltaba hasta que la serpiente se desprendió sin hacerme daño y se alejó. la gente me rodeó, me ofreció agua, era la primera vez que sucedía y la comunidad se había conmocionado y yo no veía la hora de irme a mi casa. propusieron hacer una asamblea después de cenar. 
yo alucinaba mi casa, mis hijos, quería huir. salir corriendo.

después de cenar  fuimos al salón grande donde también se hacían las danzas sagradas. nos sentamos en desorden y alguien me preguntó qué sentía yo con lo que había pasado.

dije que me sentía muy mal, que lo que más quería era estar en mi casa, en mi cama, con mis hijos. que no me sentía feliz y que no creía en ellos ni en su espiritualidad.
cada uno me fue comentando cosas que venían al caso pero me sorprendió el tono tan cariñoso en el que me hablaban. más cariñosos ellos más agresiva yo. finalmente el afecto que me expresaban me ayudó a pensar. consideraron que el miedo a los animales me venía de antes de mi madre, lo cual era cierto y consideraron que esta era la ocasión para comprender qué me pasaba. también me hicieron notar que no había habido de mi parte ninguna agresión a la serpiente.
ellos consideraron que la serpiente no quería que me fuera de la comunidad, que me quedara para comprender. hablamos de mi viejo miedo a los animales. y recordé junto con mi amiga... que la primer pregunta que había haceho antes de partir para Brasil era si había serpientes en la comunidad y me contestaron , acá en BA. que yo tenía la cabeza llena de serpientes. que las serpiente la tenía yo adentro. no me gustó la respuesta.

cuando llegamos a Nazaré, la comunidad, encontramos ratoncitos, gatos, ranas, en fin... era la selva.
también me dí cuenta que había elegido una sábana infantil de mis hijos que tenía elefantes, monos, serpientes, jirafas. justo esa sábana fui a elegir.

la asamblea me sirvió. me sentí menos ajena. más conectada con lo que me pasaba con los animales y me fui a dormir.

mi vida está muy marcada por el encuentro con esa serpiente, se siguió hablando de lo que había sucedido.

al día siguiente, me desperté, me bañé a las 4 de la mañana  y tenía ganas de empezar algo nuevo.
mi pelo se llenó de rulos y al rato yo parecía un hongo atómico. pero ese días empezaron muchas cosas nuevas de las que aprendí muchísimo.

era febrero de 1988, estábamos en la montaña de Nazaré, en San Pablo en una comunidad  que había creado el maestro Triguerinho.

viernes, 20 de febrero de 2015

LA LLEGADA A LA COMUNIDAD ESPIRITUAL DE NAZARÉ


POR LILIANA MIZRAHI


FEBRERO DE 1988. SAN PABLO. BRASIL


NO SÉ CÓMO DECIDÍ IR A LA COMUNIDAD. 
UNA AMIGA ME HABLÓ MUY BIEN DEL LUGAR Y LO BIEN QUE ME HARÍA EN ESE MOMENTO EN QUE YO ESTABA DADA VUELTA CON EL INFARTO DE MI MADRE. ME COSTABA CREERLO. Y TODO LO QUE QUERÍA ERA DORMIR

CREO QUE ALGO QUE ME DECIDIÓ ERA QUE "NO HABÍA QUE PAGAR NADA", SE PODÍA CONTRIBUIR, EN LAS HABITACIONES HABÍA UN SOBRE BLANCO DONDE UNO PODÍA O NO, DEJAR ALGÚN DINERO DE CONTRIBUCIÓN. ME GUSTÓ ESO.

MI AMIGA SE ESFORZÓ EN EMPUJARME Y AHÍ PARTIMOS, ELLA DEVOTA DE SAI BABA QUE NOS PROTEGÍA.

EN LA MITAD DEL VUELO ME DOY CUENTA QUE UN JOVEN DE LA OTRA FILA NO ME SACABA LOS OJOS DE ENCIMA. SE LEVANTA, SE ACERCA, ME PREGUNTA ¿SOS LILIANA? YO FUI PACIENTE TUYO, SOY FULANO, Y LO RECORDÉ ENSEGUIDA, ME CONTÓ SU VIDA ENLOQUECIDO COMO SIEMPRE Y ME OFRECIÓ SU AUTO CON SU CHÓFER PARA LLEGAR HASTA NAZARÉ QUE ESTÁ EN UNA MONTAÑA SELVÁTICA.

UN MILAGRITO

COMENZABAN A OCURRIR ESOS PEQUEÑOS MILAGROS, DONDE HABÍA ALGUIEN QUE CONOCÍA MIS NECESIDADES Y LAS RESOLVÍA. MI AMIGA DECÍA ERA SAI BABA. ERA TODO Y ASÍ FUE TODO EL VIAJE Y TODA LA EXPERIENCIA. NO SABÍAMOS CÓMO DIABLOS LLEGAR A NAZARÉ Y AHÍ ESTABA EL AUTO CON CHÓFER DE MI EX PACIENTE.

EL VIAJE FUE LARGO, VIMOS GRANDES MONOS Y MONITOS, LAGARTIJAS, RATONES, Y LOS ANIMALES NO SON MI FUERTE, ESO ME LO TRANSMITIÓ MUY BIEN MI MADRE Y LO PUDE COMPRENDER AHÍ, ENTRE TODOS. LOS ANIMALES NO ME RESULTAN ATRACTIVOS SALVO MIS GATOS.

TENÍAMOS PROHIBIDO HABLAR DE TONTERÍAS O COSAS BANALES. O ENTRAR EN EL CUARTO DEL OTRO. JAMÁS CHUSMEAR. LO QUE CONVERSÁBAMOS DEBÍA SER SIGNIFICATIVO. NO ERA ESE EL PERFIL DE MI AMIGA, SÍ EL MÍO.

LOS HORARIOS ESTABAN ORDENADOS POR LAS MEDITACIONES QUE SE REALIZAN EN EL DÍA. LA COMUNIDAD TODA CUMPLÍA CON ESOS HORARIOS DE MEDITACIÓN SIMULTÁNEA. ELLOS DECÍAN QUE ESE RITMO INDUCÍA LA TELEPATÍA, MEJORABA LA CONVIVENCIA.

LA TELEPATÍA EN LA COMUNIDAD ERA DESLUMBRANTE. 
ABSOLUTAMENTE INTUITIVA DE PERCEPCIÓN PROFUNDA. 
NADIE HABLABA DE LO QUE NO QUERÍA. 
Y MUCHOS OTROS SE ACERCABAN ESPONTÁNEAMENTE  A CONTARME COSAS DE ELLOS QUE TENÍAN QUE VER CON LAS 2 COSAS QUE DEJÉ AFUERA, EN LA ENTRADA DE NAZARÉ CREYENDO QUE PODRÍA CON ESO. YO QUEDABA CONMOCIONADA. PORQUE ERA COMO SI ME HUBIERAN ADIVINADO. MÁS GANAS DE IRME Y METERME EN MI CAMA

DEBÍAMOS RESPETAR LOS HORARIOS MUY CUIDADOSAMENTE. EL LAVADO DE LOS BAÑOS ERA MUY RESPETUOSO, EN EL SENTIDO QUE EL OTRO QUE ENTRABA DESPUÉS NO DEBÍA ENCONTRARSE CON NINGÚN RASTRO NUESTRO.
NOS DECÍAN QUE DEBÍAMOS TENER NUESTROS CUARTOS MUY ORDENADOS Y LIMPIOS. YO LO HACÍA. ESAS COSAS ME CONTENÍAN, ME TRANQUILIZABAN.

SIN EMBARGO ME SUCEDÍA UNA COSA QUE NO QUIERO OBVIAR: EMPECÉ A TENERLES BRONCA A TODOS, NO LES CREÍA, ME PARECÍA QUE TODA ESA COSA DEL AMOR ERA UN INVENTO CHINO. QUE ERA TODO FALSO.
EMPECÉ A QUERER IRME. EXTRAÑABA A MIS HIJOS. Y DE TODOS LOS QUE ME RODEABAN NO ME INTERESABA NADIE.¿QUÉ HACER? 
ALUCINABA VOLVER CUANDO ME PASÓ LO DIFÍCIL Y DE NO CREER, PERO POR SUERTE CUENTO CON TESTIGOS. SUSPENSO.

CONTINUARÁ

LA CORAZA DE LA CALABAZA.

                                                      POR LILIANA MIZRAHI



ESTAS HISTORIAS LAS CONTÉ MUCHAS VECES DESDE 1988. HICE TALLERES DE REFLEXIÓN. LAS CONTÉ POR RADIO, O SEA QUE MUCHOS LAS CONOCERÁN, PERO SE SOSTIENEN, Y LO IMPORTANTE ES APRENDER ASÍ DE LA VIDA, DIRECTA Y NATURALMENTE.

AL DÍA SIGUIENTE DE ESTAR LIMPIANDO ARROZ, ME PASARON A PELAR UNA CALABAZAS DE CÁSCARA MUY DURA.
ME ATREVÍ A HABLAR Y DIJE:
"YO LAS LAVARÍA BIEN, LAS PONDRÍA A COCINAR Y DESPUÉS SACAR LA CÁSCARA ES FÁCIL."
NO. ME DIJERON. ASÍ NO.

EMPECÉ A PELAR LAS CALABAZAS QUE REQUERÍAN FUERZA Y ESFUERZO PARA PELARLAS. ME DABA CUENTA DE LA FUERZA DE LA CORAZA DE LA CALABAZA.

ME ATREVÍ, PORQUE NADIE HABLABA NI PREGUNTABA NADA. Y PREGUNTÉ: ME PUEDEN EXPLICAR EL SIGNIFICADO DE PELAR ASÍ UNA CALABAZA, CON TANTO ESFUERZO.

ALGUIEN ME CONTESTÓ:

LOS SERES HUMANOS, TODOS, UNOS MÁS OTROS MENOS, TENEMOS CORAZAS QUE NOS IMPIDEN MUCHAS COSAS. NOS DA MIEDO HACER FUERZA PARA EVITAR LA CORAZA, CRECE Y CRECE DURA. LOS HUMANOS TODOS TENEMOS QUE ABLANDAR ESAS CORAZAS HASTA LLEGAR A NUESTRA VERDADERA PULPA. PERO HAY QUE VIVIR EL ESFUERZO DE SACARSE LAS CORAZAS. CADA UNO DEBERÁ HACER SU EXPERIENCIA.

EL APRENDIZAJE PARA MÍ ERA IN SITU, AHÍ CON LA CALABAZA EN LAS MANOS YA MARCADAS POR LA FUERZA QUE DEBÍA HACER CON EL CUCHILLO. AHÍ COMENCÉ A PENSAR Y COMPRENDER MIS PROPIAS CORAZAS.

DESDE 1998 QUE VIVÍ EN LA COMUNIDAD NAZARÉ, NADA DE LO QUE HAYA VIVIDO SE HA BORRADO. PERDURA EL RECUERDO, EL SIGNIFICADO Y EL APRENDIZAJE.

ADEMÁS EL TRABAJO DEL ARROZ Y EL DE LA CORAZA DE LA CALABAZA, ES DIARIO, COTIDIANO, PRESENTE, CONSTANTE.

ES BUENO RECONOCER NUESTRAS CORAZAS. ALGUNAS SON VIEJÍSIMAS, OTRAS SON NUEVAS Y FEAS. LLEGAR A NUESTRA PULPA ES LO RICO Y GRATIFICANTE.

ADEMÁS NOS REPETÍAN: TODO LO QUE HACEN, HÁGANLO CON AMOR.

jueves, 19 de febrero de 2015

el arroz de mi bisabuela


                                                                                         por Liliana Mizrahi

Febrero de 1988. 
Viví un tiempo en una comunidad espiritual, en San Pablo, Brasil.
Yo estaba tan triste que me costaba estar de pie y hablar. Mi madre había muerto, de un infarto masivo dos meses antes.
una amiga me llevó.

En la comunidad, el día empezaba antes de las 5 de la mañana. Meditábamos todos juntos y tomábamos el desayuno, después de agradecerlo.
Luego de ordenar el comedor, se repartían las tareas comunitarias.
 Algunos iban a trabajar a la huerta cerca del lago, o a la carpintería en plena montaña, en la casa nueva que estaban construyendo, también en la cocina, en el lavado de los baños, el arreglo del jardín, o bien, lavando los vidrios de las ventanas, preparando la comida del almuerzo, o alguna otra tarea que surgía. A media mañana, con la exactitud del reloj, todos dejaban de trabajar, (al mismo tiempo), para meditar y para comer una pequeña vianda. 
Comíamos en silencio y masticando despacio, meditativamente.

En el reparto de trabajos, dije que me cansaba mucho estar de pie, dije que estaba muy deprimida y me llevaron a la cocina, me sentaron en una silla, frente a una mesa, frente a una ventana, frente al jardín, y me pusieron delante una montaña de arroz, para que lo limpie. Era el mismo trabajo que mi bisabuela hacía durante horas, mientras cantaba "sentada en la ventana,,,". Empecé a hacerlo con facilidad, pasé un buen rato así, separando el arroz bueno que servía para comer, del arroz que no servía. Me pareció que la tarea, tan mecánica y rutinaria, no era significativa para mí, me empecé a cansar, recuerdo que por fin pregunté:
-¿qué es esto que estoy haciendo, para qué me sirve?
-Es una meditación zen, me respondieron los monjes tibetanos meditan así.
¡Ahhh! Me gustó que fuera una meditación, sin embargo, volví a preguntar:
-¿y qué aprendo haciendo esto?
-¡Bien!- me contestó una compañera - esto es, lo que vas a hacer, seguramente, cuando vuelvas a Buenos Aires, separar las personas y las cosas que son buenas para vos y tu evolución, de la gente y las cosas que no lo son. 
Es importante, aprender a diferenciar lo que es bueno, de lo que no lo es.

Esa fue una de las primeras experiencias: la lección del arroz. Una tarea que me parecía intrascendente, se convirtió en profunda y significativa. Veinte años después, sigue siendo imborrable y presente en mi vida diaria. Cuando terminé con el arroz, me dieron unas calabazas para pelar. 


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